sábado, 8 de agosto de 2009


Me encuentro... calmada, digamos.
Vivo rodeada de perros que aullan las 24 horas del dia ininterrumpidamente, y ninos (si, ninos) que se me suben por la espalda y por las piernas a la minima que me descuido. Me adoran. No lo entiendo. No me gustan los ninos, pero al parecer yo si les gusto. Es una especie de amor no correspondido que resulta tremendamente adorable. Estan consiguiendo que me sienta realmente acogida *snif*.

Ya me he habituado a conversaciones que cambian de un idioma a otro aleatoriamente. Y a vestir como una autentica guiri. Y a comer, que digo, ENGULLIR, cualquier tipo de sustancia minimamente comestible. Y a conversaciones sobre fisica cuantica en ingles con personas que me sacan unos 30 anos. No pinto nada aqui, pero me aceptan. Pregunto, porque no tengo ni idea de fisica cuantica ni de declaraciones de la renta... y me contestan. Y joder, parece mentira pero estoy integrada.
Y si, esa ha sido mi experiencia de hoy. Ni ciudades grandes, ni grandes descubrimientos. Simplemente una tarde entera rodeada de perros, ninos muy ninos, adultos muy adultos discutiendo sobre la existencia divina, y me siento... sospechosamente comoda.
Incluso me han ofrecido trabajo como ninera.

Quizas este viaje sea una forma de conocer mi verdadero yo maternal... o algo asi. Raro.
Muy raro.

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